El seleccionado argentino, anfitrión de la Copa América 2011, quedó eliminado en cuartos de final, tras perder con Uruguay por 5-4 en la definición por penales tras igualar 1-1 en tiempo reglamentario. Carlos Tevez falló el penal determinante de la prematura despedida de Argentina, que mantiene su sequía sin títulos de la selección mayor desde Ecuador 1993.Diego Pérez, abrió el marcador a los 5 minutos de juego y Gonzalo Higuaín, a los 17 de la parte inicial, marcó el resultado definitivo del tiempo reglamentario. Promediando la primera etapa, el goleador charrúa fue expulsado por doble amonestación, en pasajes donde argentina buscaba y los uruguayos mostraban su garra mezclada con juego fuerte. El capitán argentino, Javier Mascherano, fue expulsado por el árbitro paraguayo Carlos Amarilla, a los 41 minutos del período final.
El primer tiempo entregó dos dimensiones para el análisis: Argentina fue claramente superior con la pelota en movimiento y llamativamente inferior en las jugadas de balón detenido, única herramienta explotada por los uruguayos.
El gol de Uruguay mostró lo peor del equipo argentino, que lució ansioso y desordenado. Hasta que Messi recibió por primera vez libre, encaró a su marcador y colocó la pelota en la cabeza de Higuaín, que volvió a convertir en el seleccionado tras 10 meses.
Con la igualdad decretada, Argentina se transformó en claro dominador del juego, con una rápida recuperación por parte de Javier Mascherano, una buena distribución de Fernando Gago en el inicio de cada jugada y la velocidad de Messi. Pero, de todas formas, Uruguay se mantuvo en carrera por la victoria con los cabezazos del zaguero Diego Lugano, que estrelló el travesaño a los 35 y 44 minutos.
La primera de esas ocasiones terminó en gol anulado a Cáceres y sucedió cinco minutos más tarde de otro tanto de Higuaín, también invalidado por el mismo motivo.
Desarmado tácticamente, sin Gago y con tres defensores al límite de la expulsión, el equipo argentino perdió el protagonismo en el primer tiempo suplementario, pese a que Higuaín, con un remate al palo derecho, contó con la ocasión de máximo peligro. Ni Messi (agotado), Higuaín y Pastore, dos veces, pudieron con Muslera en el segundo chico, envuelto en un clima de dramatismo que tuvo su epicentro con la definición por penales.
Ya no queda más por decir, Romero no tiene la culpa, pero tampoco es un líder nato con temperamento para el puesto. Burdisso y Milito no mostraron su mejor versión, y de Zabaleta ni siquiera nos imaginamos cual puede llegar a ser. Zanetti, como en los últimos torneos, jugó para cumplir, no para resaltarse, varios tendrían que aprender de él y correr 120 minutos de manera casi ininterrumpida.
En el medio, Mascherano jugó casi perdido, y ni Gago, ni Banega, ni Cambiasso, pudieron ayudarlo. Di María mostró su velocidad pero no su peligro, y se retira con un solo gol servido en bandeja por Messi. Pastore, pedido en todos los partidos, sólo fue un puñado de pases opacos.
Tevez luchó más de lo que jugó, Lavezzi paseó por las sedes y Agüero se retira como el goleador, y dentro de la mediocridad del platel, es un premio más que rescatable. Higuaín hizo lo que le pidieron, ser referencia de área y pegarle al arco y Messi mostró una versión como la del Mundial, intentando sin concretar, asistiendo en vez de convertir, sin socios, más tiempo luchando entre defensores que encarando en velocidad.
¿Donde están los problemas? ¿En el plantel? ¿En el sistema táctico? ¿En Batista?No se sabe como se pudo fallar. El Checho conocía a buena parte del plantel, con los que ganó los Juegos Olímpicos. El planteo tuvo fallas, como el triple 5, una aberración al estilo de juego argentino. Argentina parecía por momentos que no estaba a la altura de la Copa América. Gigante luz de alarma de cara a las Eliminatorias. Con localía, jerarquía, bajas en los rivales, y todo, no pudo ganar. Por suerte Brasil es local en la Copa del Mundo y ya clasificó. Al menos hay una leve esperanza.
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